YA SE ESCUCHAN LAS PANDERETAS...
Entre los susurros del viento y las risas de los niños, ya comienzan a escucharse a lo lejos el sonido de los primeros villancicos...
Cuando era pequeña, en la cena de Nochebuena mis abuelos sacaban las panderetas y cantábamos toda la familia reunida entorno al belén, los villancicos mientras, al otro lado de la ventana caía la nieve...
La genial poetisa Gloria Fuertes también nos escribió uno que con su fina ironía, nos acerca a la historia de un pobre camello que tuvo que llevar desde Oriente a tres mágicos personajes. ¿Sabes de quienes hablo?
El Camello cojito
El camello se pinchó con un cardo del camino
y el mecánico Melchor con buen tino le dio vino.
Baltasar fue a repostar
más allá del quinto pino...
miestras intranquilo Melchor
consultaba su "Longinos"'.
¡No llegamos, no llegamos,
y el "Santo Parto" ha venido!
son las doce y tres minutos
y tres reyes se han perdido.
El camello cojeando
más medio muerto que vivo
va espeluchando su felpa
entre los troncos de olivos.
Acercándose a Gaspar,
Melchor le dijo al oído:
-Vaya birria de camello
que en Oriente te han vendido.
A la entrada de Belén
al camello le dio hipo.
¡Ay qué tristeza tan grande
en su belfo y en su hipo!
Se iba cayendo la mirra
a lo largo del camino,
Baltasar lleva los cofres,
Melchor empujaba al bicho.
Y a las tantas ya del alba
-ya cantaban pajarillos
a la puerta de Belén
el supremo rey estaba
Los tres reyes se quedaron
boquiabiertos e indecisos,
oyendo hablar como a un Hombre
a un Niño recién nacido.
-No quiero oro ni incienso
ni esos tesoros tan fríos,
quiero al camello, le quiero.
Le quiero, -repitió el Niño.
A pie vuelven los tres reyes
cabizbajos y afligidos,
mientras el camello echado
le hace cosquillas al Niño.
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